¿Por qué elegir la anestesia de flujo bajo?
Ya en 1924, R. M. Waters publicó un artículo sobre anestesia y analgesia en el que presentó una mejora de la economía, la comodidad y el bienestar de los pacientes a consecuencia de utilizar un sistema de reinhalación durante la anestesia.[1] Esto sigue siendo cierto hoy en día, pero también podemos añadir el bienestar del planeta como otra gran ventaja.
La anestesia de bajos flujos aporta beneficios pulmonares, económicos y medioambientales
En la anestesia de bajo flujo, el sistema de reinhalación emplea un flujo de gas fresco (FGF) que es menor que la ventilación alveolar del paciente. Esta técnica requiere menos agentes anestésicos que los sistemas convencionales, emite menos gases a la atmósfera y mejora la dinámica de flujo del aire inhalado. El bajo flujo generalmente se caracteriza por un flujo de gas fresco de menos de 1,0 l/min. En el mínimo flujo, el FGF se reduce a 0,5 l/min.
¿Debemos cambiar a la anestesia de bajo o mínimo flujo?
Reducir el flujo de gas fresco tiene diversos beneficios:
Motivos económicos |
Los gastos en agentes anestésicos representa una gran parte del coste total de propiedad de los equipos de anestesia. La reducción del consumo de agentes anestésicos en quirófano tendrá un impacto positivo en los gastos generales del hospital.
Impacto medioambiental |
Con la anestesia de flujo bajo se libera una menor cantidad de agente anestésico al medioambiente, por lo que se reduce el impacto de los fluorocarbonos y el óxido nitroso en la capa de ozono, por lo tanto, también se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero.
Comodidad y seguridad para el paciente |
El bajo FGF mejora la dinámica de flujo de los gases inhalados, aumenta la depuración mucociliar, mantiene la temperatura corporal y reduce la deshidratación.
Seguridad del personal de quirófano |
Con menos excedentes de gas sin usar descargados a la atmósfera, la concentración de gas anestésico en el quirófano se reduce considerablemente. Así pues, el riesgo ocupacional para el personal de quirófano se reduce.
Teoría y práctica de la anestesia de mínimo flujo de gas fresco
El artículo de Brattwall et al. publicado en el Canadian Journal of Anesthesia describe los beneficios de la anestesia de flujo de gas fresco mínimo. También ofrece unas directrices prácticas sobre la implementación segura de la anestesia de bajo y mínimo flujo en la práctica clínica rutinaria.[2]
¿Cuáles son los riesgos potenciales de la anestesia de flujo bajo?
Mezclas hipóxicas
La formación de mezclas hipóxicas es uno de los mayores riesgos de utilizar la anestesia de flujo bajo. La reducción del flujo de gas fresco en un sistema circular de reinhalación produce una diferencia entre la concentración del O2 administrado (FD) en la salida común de gas y el O2 inspirado (FIO2). En consecuencia, la FIO2 pasa a ser inferior a la fracción de oxígeno suministrada (FDO2). Puede que esto no siempre resulte reconocible y, si no se ajusta correctamente, puede dar lugar a mezclas hipóxicas. Se ha demostrado que una protección hipóxica activa de la inspiración previene la formación de mezclas hipóxicas.
Profundidad anestésica inadecuada
Durante la anestesia de flujo bajo se produce un riesgo potencial de concentración inadecuada de gas anestésico. Un sistema de control de gas automático (AGC) elimina la necesidad de hacer ajustes manuales continuos de FGF, FIO2 y EtAA. Centrarse directamente en la FIO2 objetivo ayudará a evitar la hipoxia. Centrarse en el EtAA objetivo a la velocidad deseada reducirá el riesgo de administrar una dosis menor o de una sobredosificación.